25 de julio de 1934 - Corea
10 de enero de 2007 - Milwaukee, Wisconsin, Estados Unidos
Trabajadora social y psicoterapeuta, pionera en Terapia Familiar. Fundó junto con su esposo el Centro de Terapia Breve Familiar.
25 de junio de 1940 - Milwaukee, Wisconsin, Estados Unidos
11 de septiembre de 2005- Viena, Austria
Trabajador social y psicólogo, pionero en Terapia Familiar. Creó la terapia breve centrada en las soluciones. Fundó en 1978 el Centro de Terapia Breve Familiar en Milwaukee, con su esposa Insoo Kim Berg.
Este enfoque se distancia de la búsqueda y comprensión del cuadro patológico, no es importante describir qué y cuándo ocurre, sino lo contrario; se enfoca en las soluciones que la familia ya elabora para el problema que trae al consultorio, a través de los recursos que ya posee (Sánchez y Gutierréz, 2000).
Para trabajar en terapia con los consultantes se requiere que el objetivo a alcanzar sea claro, concreto, medible y en términos positivos (De Shazer, 1992). Lo objetivos deben poseer 7 cualidades: ser importantes para la persona, limitados para poder cumplirlo, deben ser concretos y en términos de conducta, deben plantearse en términos positivos, plantear los pasos para lograrlo, deben ser realistas y alcanzables, y se plantean como un trabajo duro por hacer (Berg y Miller, 1996).
Cuando un consultante se presenta a sesión con opiniones confusas o divididas con respecto a cómo le fue, considerando que en algunos aspectos no le fue bien, se plantea en qué momentos no se presentaron estas dificultades; en cuanto se presentan excepciones, se centra la terapia en estos aspectos para ampliar las estrategias en diversas áreas para afrontar el problema, y se elaboran preguntas centradas en las excepciones con dicho objetivo (Selekman, 1996).
El objetivo del terapeuta centrado en las soluciones es reconocer las excepciones en la que el problema no se presenta o puede ser controlado por la personas a través de los recursos que ya poseen para aumentar dichas herramientas. Un aspecto importante para este modelo es reconocer que al terapeuta le corresponde ayudar a los consultantes a que vayan generando cambios, deja de existir el concepto de “resistencia” del cliente, y comienza a ser responsabilidad del terapeuta el que se vea una mirada hacía la solución (O'Hanlon y Weiner, 1990).